Comentario
La población del Japón medieval aumentó al compás de las posibilidades de alimentación, calculándose un crecimiento del 50 por 100 entre 1600 y 1720. En el último cuarto del siglo XVII, al iniciarse los primeros problemas de alimentación, comenzaron a producirse levantamientos campesinos, que menudearán en la centuria siguiente. Los cambios sociales aparecidos en el campo explican este proceso, pues a la aparición de una clase rica campesina se contrapuso la conversión en jornaleros de muchos arrendatarios.
La atomización señorial había propiciado el surgimiento de numerosas poblaciones, con corporaciones artesanas y asociaciones de comerciantes, "za". Éstas desarrollaron un tipo de organización privilegiada, similar a los gremios occidentales, bajo la protección de un patrocinador, laico o eclesiástico. Herreros, carpinteros, alfareros y otros artesanos mantenían abastecidas a las ciudades y también surtían a las cortes señoriales, las cuales competían en brillantez cultural y artística con las del occidente europeo del momento. Kyoto, Nara, Kamakura, Osaka, más tarde Edo, se convierten en centros consumidores de lujo, que no se detenían en los productos nacionales, sino que los buscaban allende los mares. Entre los artesanos de productos delicados destacaban especialmente los fabricantes de papel de arroz y de corteza de morera, necesario para la creciente administración y para la construcción. La laca daba lugar a una numerosa artesanía de objetos de lujo y de consumo, muy apreciados en el extranjero.